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Capítulo segundo

La vida secreta...

Perdidos en la Selva Selvática

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Abriéndose paso con gran dificultad entre la espesa hojarasca, avanzan los cuatro aventureros. La Selva Silenciosa les rodea por todas partes. Los árboles son tan altos que si alguien quisiera subir a la copa de uno de ellos, tardaría varios días en conseguirlo.

-Vaya toalla! Seguro que hay una ciénaga con ranas como elefantes. Es sospechoso que no hayamos visto ninguna todavía.

 

Dan-Dana-Danalí, el más valiente domador de Vientos y Ranas, avanza dando golpes con su tablilla aquí y allá, como un director de orquesta enloquecido. Es el tercero de la fila; delante lleva al Joven Bilbo, el hobbit, y detrás a Ulises de las Dos Torres. Guiando al grupo va la elfo-hada Ojos Brillantes.

 

-Estoy harto de dar brincos, tronchar raíces y apartar helechos pringosos... ¿Alguien sabe cuándo va a acabar esta maldita Selva Selvática?

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-Mi joven Bilbo -le responde Ojos Brillantes- Nadie que no haya pasado antes por aquí puede saber cuándo acabará ni cuánto se tardará en cruzarla. Es más, no creo que debamos preocuparnos de la extensión de esta Selva, y sí de la cantidad de karharinas que puede haber en ella escondidos y al acecho.

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-Los temibles salvajes azules Verde-Aceituna tirando a Negro, más conocidos como karharinas -añade Ulises, con un punto de suspense en la bien timbrada voz de faraute renacentista.

-¡Los karharinas! ¡Se me habían olvidado los karharinas! Uff, pues no me apetecería encontrármelos ahora. No me gusta pelear muerto de hambre.

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-Bilbo tiene razón -acepta conciliador Danalí- podríamos comer algo, unas sardinitas y unos choricitos a la brasa, un pollito en salsa, unos huevitos revueltos, tiramisú y appelstrüdel...

 

Ojos Brillantes levanta la mano como un explorador comanche, sacude dos dedos y concluye:

-Vaaale. Comamos. Pero primero nos lavamos las manos. ¿No oléis el agua? Ahí delante mismo tenemos un arroyo. Seguidme.

 

Efectivamente, un alegre arroyo saltarín interrumpe la senda que llevaban. Con diferente dedicación, maña y eficiencia, los aventureros se lavan las manos y, luego, sin más ceremonia, sacan los bocatas y empiezan a mover el bigote, eruptar y frotarse la barriga.

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-¿Otra rajita de melón? -ofrece Danalí.

-Yo, yo, yo -se entusiasma Bilbo, ofreciendo las dos manos. Ulises agita la varita de la templanza.

-No comas más, joven hobbit; se te va a hinchar la barriga y vas a salir volando como un globo.

-Es que yo creo que tengo que crecer.

-Sí, pero no de golpe. Además, los hobbits no crecen mucho -le advierte Ojos Brillantes.

-Pues yo voy a ser alto. Un alto hobbit.

-No lo dudo, Bilbo -acepta Ulises, poco amigo de las discusiones peregrinas. Y, hablando de lo que pudiera ser, puede que nos hayamos perdido.

 

Danalí da un brinco y mira en todas direcciones como si hubiera olvidado el nombre de la calle.

-¿Perdido? Yo desde luego no me acuerdo a dónde íbamos...

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-Se me ocurre una idea -exclama Bilbo con una gran sonrisa-. Podemos preguntar a alguien dónde estamos y cuál sería el mejor camino para llegar a donde no sabemos que vamos.

-Buena idea, aunque es un hecho científico que aquí no hay nadie, si hubiera alguien estaríamos acompañados. Y es fácil comprobar que estamos solos. De hecho lo acabo de comprobar, de forma empírica, claro.

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-Ojos Brillantes tiene razón, ni siquiera hay ranas; estamos perdidos, y sin ranas.

Caralí da otro brinco y reparte dos mandobles a un enemigo imaginario con su tablilla.

-Perdidos en la Selva Selvática, ¡la gran aventura! Me encanta!

-A mi también me encanta -se une Bilbo-. ¿Y ahora qué hacemos?

-Pueees... -Ojos Brillantes, abanicándose suavemente con su sombrero de elfo hada, se pone en pié casi flotando y cuando por fin se posa, les dice:

 

-Habéis visto qué agua tan cristalina, la fuente debe estar muy cerca. ¿Os apetece que subamos hasta el manantial?

A todos les parece una buena idea, en los manantiales siempre suele haber alguien, las fuentes son lugar de reunión en todo el mundo, ovejas, pajarillos, búfalos y elefantes, incluso personas sedientas... y ranas.

 

Todavía no saben la sorpresa que les espera allí... (Si te tienes curiosidad, no te pierdas el próximo capítulo deeee La vida secreta de las grandes plantas )

 

 

 

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