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Capítulo sexto

Mariposas y ranas

¡Prisioneros!

Abría la comitiva Ojos Brillantes, la elfo hada, que se había prendido en el sombrero una hermosa pluma de lentejuelas milbrillos. Tras ella, Danalí, el Domador de Vientos y Ranas, llevaba sobre la cabeza una especie de casco de vikingo, es decir sin cuernos, que le quedaba muy bien con las dos trenzas que le había hecho el hábil Bilbo y que era el siguiente en la fila, luciendo a su vez sobre su cabeza de hobbit una seta escarlata con lunares blancos. Cerraba la comitiva Ulises de las Dos Torres, anotando con letra menuda en su cuaderno de campo una larga lista que constantemente consulta y corrige. Van tan ensimismados en sus sueños que no se han dado cuenta de que acaban de penetrar en el peligroso Territorio de los Hombres-Hormiga... Pero no tardarán en enterarse... Ta-ta-tachannn...

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-¡Alto! Habeis penetrado sin permiso en Hormigalandia.

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Un musculoso explorador-hormiga, con patas de boxeador y antenas como sables, les corta el camino con cara de pocos amigos (o ninguno).

- Pónganse en fila y muéstrenme su identificación sellada.

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Ojos Brillantes se quita el sombrero con una gran reverencia y explica con voz dulce pero firme.

-Somos cuatro aventureros oficiales y valientes.

-Yo soy supervaliente! -especifica Danalí.

-Y yo... Yo soy super-oficial, y un poco valiente -explica Bilbo. Ulises, tras él, busca desesperadamente algo en sus bolsillos. Finalmente, con cara compungida le dice al explorador-hormiga que ha perdido su identificación sellada, pero que le puede dar su palabra, sin sellar porque también ha perdido los sellos.

-Muy bien aunque muy mal. Aquí no valen las palabras sin sellar ni los sellos perdidos. Además ¿como sé yo que su palabra es suya, si ni siquiera está debidamente sellada?

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Ulises y el Hombre-Hormiga se están mirando fijamente -como en las pelis del Oeste, de espías del Este y de gladiadores de Roma. Se masca la tensión en el aire... Una chispa de luz ilumina los ojillos del teatrero aventurero:

-Formigum cum laude !!

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-Contraseña incorrecta, siganmé sin hacer ruido, son ustedes mis prisioneros.

Dicho esto, el explorador-hormiga da media vuelta y les hace ademán de que le sigan. Ulises le guiña un ojo a Danalí, y Bilbo que se ha dado cuenta del gesto, le guiña los dos ojos a Ojos Brillantes y está a punto de tropezar. La elfo-hada, con voz melodiosa pero firme le pregunta al Hombre-Hormiga adónde van, si está muy lejos, si hay comida y cama, o si, como son prisioneros, no tienen derecho a saber nada.

-Oficialmente, a nada de nada, pero extraoficialmente conviene que sepan que les llevo a la Ciudad Secreta, donde serán presentados ante la reina de Hormigalandia, que con casi total seguridad decidirá que les hagan puré o béchamel.

-Ummm! Besamel, me encanta! -exclama Danalí, que no ha entendido muy bien el sentido de la frase y el futuro que les espera.

-Pues yo prefiero puré -opina Bilbo, que tampoco se ha enterado del tema.

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Ulises y Ojos Brillantes cruzan una breve mirada. Ellos sí se han enterado.

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¿Conseguirán escapar nuestros héroes del horrible destino que les espera? No se pierdan amigos el próximo capítulo deeee La vida secreta de las grandes plantas !!!

 

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