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Capítulo octavo

El dios de la lluvia clama venganza

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La Ciudad Secreta tiembla.

 

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Uno de los cuatro centinelas reales ha entrado en el salón de la Reina de Hormigalandia.

-Excelencia! Nos atacan los Hombresgota.

Un chispazo azulado procedente de la negrura, como un relámpago en la bóveda de un cielo imposible en lo subterráneo de aquella estancia, precedió a la cadena de órdenes de la Reina:

-Vaciad los graneros de emergencia y aprovisionad con ellos el batiscafo real. Meted en él las larvas y liberad de su letargo gelatinoso a los machos alados.

-Así se hará inmediatamente, Majestad. -Dicho lo dicho, el centinela salió pitando (textualmente).

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Ojos Brillantes se dirigió a la oscuridad afinando su voz como una espada de luz.

-Por lo que decís, entiendo que vuestra Ciudad se está inundando.

-Está siendo invadida -le corrige la Reina de Hormigalandia con cierto retintin en el tono.

Ulises, con tono amable, interviene en la conversación:

-Entonces, si no le importa, nosotros nos retiramos ya. Ha sido un placer real o un real placer, como prefiera su maja majestad.

Y sin esperar respuesta, los cuatro prisioneros salen por el estrecho pasillo de bambues movientes. Afuera, la antecámara está totalmente vacía. La cruzan buscando la galería que les ha de llevar hacia la gran cámara con paredes de color amarillo y enormes estalactitas antes secas pero ahora chorreantes, de forma que el suelo ya tiene dos palmos de agua.

-Es como una laguna subterránea encantada -aprecia Ulises con el agua ya hasta la rodilla.

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-¡Piiipiii! ¡Piiipiii! ¡Piiipiii! ¡Piiipiii!

El agudo pitido de las hormigas-soldado es casi ensordecedor. Pero sin embargo, están solos en la gran cámara. Ojos Brillantes dice en voz alta lo que todos están pensando.

-Tenemos que encontrar la forma de salir de aquí antes de que los Hombresgota ganen la batalla.

-¿Cuánto tiempo tendremos antes de la inundación total?

-Buena pregunta, joven Bilbo -dice Ulises, que tras contar con los dedos, como si estuviera midiendo versos, añade- Me falta Danalí.

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Efectivamente, el domador de Vientos y Ranas no es ninguno de los tres valientes aventureros que, con el agua ya hasta la cintura, miran en todas direcciones. Ojos Brillantes, extiende un largo dedo y dice sin levantar la voz:

-Mirad.

Avanzando hacia ellos, surca la superficie del agua algo parecido a un mango de grifo de ducha (o una ducha de grifo con mango, o un grifo con mango de ducha...)

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-¡Un cocodrulo!  exclama Bilbo, casi más encantado que asustado.

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Pero el supuesto cocodrilo con morro de grifo de ducha de mango (jijijijiji)... Cuando ya está a apenas diez metros de ellos, comienza a emerger revelando una especie de submarino amarillo, pero sin música.

-¡Toma ya, los Beatles!

Pero Ulises se equivoca, no son los Beatles ni es un submarino amarillo, sino Danalí pilotando el Batiscafo Real, por cuya escotilla superior acaba de asomar su cara sonriente.

-No os lo vais a creer: se lo acabo de mangar a la Reina de Hormigalandia.

-Vale -apura Ulises- luego nos lo cuentas. Salgamos de aquí cuanto antes.

 

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Entran todos y Ulises con voz de contramaestre da la orden de inmersión...

-¡Inmersión, inmersión, auaaa, auaaa!

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Un poco apretados, descubren además que llevan un pequeño polizón.

-¿Y tú quien eres, pequeño? -pregunta Danalí con más dulzura que curiosidad.

El pequeño, que le mira con atención pero no parece entender lo que dice Danalí, decide mover un poco su rabito.

-Es un cachorro de perro de aguas -dice Ojos Brillantes. Es muy pequeño, no puede entenderte.

-¿Y qué hace un cachorro de perro de aguas en el Batiscafo Real? -pregunta intrigado Ulises de las Dos Torres.

-Estaría buscando a su mamá, y se ha perdido -propone Bilbo.

-O era la mascota de viaje de la Reina de Hormigalandia -deduce Ojos Brillantes.

-Va a ser eso -concluye Ulises, mientras un ejército de hombresgota inunda con furia implacable las galerías de la Ciudad Secreta.

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Afortunadamente, el pequeño batiscafo parece pasar desapercibido a los grandes ojos de los hombresgota. Con un poco de fortuna y avanzando por las galerías de la Ciudad Secreta ahora totalmente inundada, nuestros aventureros y su nueva acompañante...

-Un momento, ¿por qué dices nueva en vez de nuevo? -pregunta Bilbo al narrador, que muy amable le contesta:

-Porque es chica. Una perrita como... como una perra chica (jijijijijiji)

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Ejem. Perdón, por dónde iba yo... Ah, sí: no se pierdan el próximo capítulo deeee La vida secreta de las grandes plantas !!!

 

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